EL IMPERIO BRITANICO y
LA SUBVERSION EN LA ARGENTINA
En los años que siguieron a 1955, la diplomacia británica no pudo demoler la colosal estructura levantada por Perón.
La Argentina industrial, tecnológica, científica, cultural y social, seguía en pie a pesar de todos los embates y de las más bárbaras políticas que se lanzaban contra ella.
Los textos ingleses de la época no ocultan su preocupación por el problema.
La cuestión se hace acuciante hacia 1972, cuando el General Perón confirma Solemnemente su voluntad de regresar a su Patria.
Entonces aparece el 2° tomo de la obra del historiador británico Ferns sobre la Argentina.
Allí leemos lo siguiente:“Como no sea mediante una guerra civil devastadora, resulta difícil imaginar cómo puede deshacerse la revolución efectuada por Perón” (pág. 247).
Y la guerra civil devastadora para nuestra patria programada y bien pensada por los estrategas ingleses “para deshacer la revolución efectuada por Perón”, llegó a nuestras playas.
No vino solamente con palabras, vino con armas procedentes de Inglaterra.
Recuerdo el día 18 de abril de 1974: Un diplomático británico de nombre Micke John Bishop fue detenido en el momento de introducir al país un contrabando de armas El diario “La Nación” inicia la reseña del gran escándalo, en estos términos:
“La Justicia Federal en lo Criminal y Correccional investiga lo relacionado con el secuestro efectuado el 10 del actual por personal de la Prefectura Naval Argentina, de varios bultos que contenían 17.500 proyectiles calibre 9 mm., munición de guerra, acondicionados en cajas y utilizables para pistola, fusil y ametralladora, que fueron desembarcados del rompehielos de la marina británica Endurance”.
Y tras dar detalles asombrosos sobre esta invasión virtual en el propio Puerto de Buenos Aires, la crónica da cuenta de la inmediata libertad del Diplomático involucrado, a la vez quo señala, como trascendido, que Gran Bretaña había dado al Poder Ejecutivo las explicaciones del caso:
“Lamentando no haber cumplido con los trámites que hubiera debido realizar en el caso ante nuestra Cancillería”
Nunca se hicieron públicas las explicaciones que había dado Gran Bretaña.
Jamás se conoció la actitud del Ministro de Relaciones Exteriores de aquel entonces.
Dejo el tema para los historiadores revisionistas que Quieran ocuparse de los años que van de 1973 a 1976.
Al descubrimiento de ese contrabando Inglés de armas siguieron otros dos, de los que sólo informó el diario “Mayoría”; uno interceptado en otro buque inglés y el tercero en una aeronave de la British Caledorniam.
Si los contrabandos de armas descubiertos fueron tres
¿Cuántos fueron los que no se detectaron?
Nunca lo sabremos, pero sí todos recordamos que “La guerra civil devastadora” lanzada anormalmente contra el tercer gobierno del General Perón, tenía entonces cuatro frentes bien definidos:
1) El terrorismo bélico con el crimen planificado.
2) El terrorismo periodístico con la tergiversación organizada.
3) El terrorismo político con la traición reiterada.
4) El terrorismo económico con el desabastecimiento, los vaciamientos de empresas y el sabotaje a la producción.
Todas estas eran las formas de la “Guerra civil devastadora”, declarada en secreto por los ingleses contra Perón.
El objetivo era muy claro:
destruir la industria argentina,
destruir la tecnología Argentina
destruir la ciencia y la inteligencia argentinas, aniquilando a la Universidad que la produce.
Por estos medios, coherentes y contestes con los históricos planes de Gran Bretaña para el Río de la Plata, se buscó reinstalar a la Argentina en el sistema colonial de la división internacional del trabajo.
Arruinada y destrozada la industria, la tecnología y la ciencia argentinas, hemos vuelto a ser un país primitivo: exportador de materias primas e importador de los artículos manufacturados de la peor calidad.
Exportadores de cerebros talentosos (2.500.000 argentinos emigraron en busca de trabajo entre 1976 y 1980) e importadores de los laosianos y vietnamitas que trajo el Ministro Harguindeguy para cumplir el “gobernar es poblar”, de Alberdi.
Este es el esquema trágico de nuestra economía colonial:
vender cada vez más cantidad de materias primas a los precios más bajos y comprar cada vez mayores cantidades de mercaderías industrializadas a los precios más caros.
La diferencia en contra del país la pagarán los consumidores transformados en desocupados El déficit que este ruinoso negocio produce en la balanza de pagos, será corregido con la contratación de nuevos empréstitos.
Con respecto a los empréstitos, es de enfatizar que el gobierno justicialista se hizo cargo de la conducción del país con una deuda externa de 6000 millones de dólares aproximadamente.
De esa cantidad, el 70% debía ser pagado en el decurso de los años 1973, 1974. 1975 y 1976.
En julio de 1971, pocos días después de la muerte del Teniente General Perón.
El Mercado Común Europeo (que a partir de la muerte de De Gaulle se habla integrado con el Imperio Británico), cerró sus puertas a las carnes argentinas, inaugurando una política absolutamente proteccionista para sus agricultores y ganaderos.
De esta manera cesó virtualmente, la mayor fuente de ingresos en divisas que tradicionalmente tuvo el país.
No obstante ello, le deuda heredada se siguió pagando sin pedir prestado un solo dólar, sin concertar ningún empréstito y sin emitir un solo bono externo.
Adviértase la disimilitud con la conducción económica posterior al 24 de marzo, la cual, a través de sucesivos endeudamientos, gastos improductivos e innecesarios, elevó la deuda exterior a la cifra impresionante e inédita de 38.736 millones de dólares.
(Informe del Banco Central de la República Argentina 31-12-83 inserto en “La Nación” del 26-2-83, pág. 1).
Como un agravante jurídico y moral para quienes así contrataron con el extranjero, es de señalar que esos empréstitos no fueron negociados en la mayoría de los casos con Organismos Financieros Internacionales Públicos o con Gobiernos de otros Estados, sino con bancos y banqueros particulares domiciliados en el extranjero, los cuales, a diferencia de los entes públicos, otorgan como es de práctica, elevadas comisiones a los ministros y funcionarios argentinos que los han elegido como proveedores de fondos para la República.
La Argentina Colonial ha sustituido pues, a la Argentina Independiente de Perón.
No en vano, el señor Albano Harguindeguy, ex Jefe de Policía del Gobierno Constitucional y luego de 1976 ministro del Interior dijo claramente:
nosotros vamos a regresar la Argentina al 3 de junio de 1943..
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