viernes, 26 de febrero de 2010

NADA MAS QUE UN SOLDADO

“…a mis acusadores les debe sorprender desagradablemente que yo siga pensando igual frente al mismo enemigo, a los mismos episodios que ellos produjeron y a los que ahora nos retrotraen.”

Luciano Benjamín Menéndez, General del Ejército Argentino

Podrán, y seguramente lo harán, ya que él es el paradigma de lo que hay que destruir, pasearlo por cien circos presuntuosamente llamados “juicios”.

Podrán ponerlo cuantas veces quieran a merced de payasos togados que creen que están haciendo historia y a los cuales el miedo o el interés, como en todos los casos precedentes, les ha hecho aceptar una condena escrita de antemano.

Podrán los falsarios a quienes derrotó pedir su cabeza o tratarán de infamarlo, pluma de serviles mediante, inventando historias y repitiendo agravios para terminar como siempre en el insulto soez, prueba lapidaria de la derrota que nuevamente han recibido, seres minúsculos al fin, de un General del Ejército Argentino.

No importa cuántos generales tuvieron mando o actuación política durante el proceso, no importa cuántos están procesados, cuantos con prisión domiciliaria o quienes de ellos veranean sin contrición ni vergüenza en la costa o en las sierras.

Son pocos a los que hay que pegarles, a los que hay que mandarlos, más allá de enfermedades y edad, a los penales federales, porque en realidad lo que se pide es la cabeza de esos pocos.

Ese es el trofeo que desvela a quienes llevan adelante estos “juicios”, ese es el botín que pretenden los verdaderos autores intelectuales de tanta muerte y desaparición en tiempos idos.

Ellos, los jefes traidores que compraron su resuello con la vida de los “perejiles” que creyeron en ellos y que hoy no pueden soportar que un grupo de viejos, que ni se rajaron ni se acobardaron, les estén dando ejemplos de dignidad a diario.

Porque estos pocos, Generales del Ejército Argentino, no eran meros uniformes aferrados a un escritorio y a una alfombra.

Eran Soldados.

Pero es a la cabeza de él a la que apunta la perversa estrategia de destrucción que han diagramado aquellos que arrastran su pasado indigno de tránsfugas y mercaderes de vida y que solo pueden llevar a cabo con la complicidad de jueces prevaricadores, testigos falsos, una sociedad anestesiada e hipócrita y unos payasos disfrazados de generales “nuevos” a los cuales han comprado con monedas de cobre.

Porque el enemigo al que ellos deben batir es hoy lo que resta del Ejército Argentino, lo que queda de las Fuerzas Armadas.

Ese resto que hoy se sostiene en el ejemplo de todos los que por defender a la Patria penan su juramento en cárceles comunes, ejemplo que ha evitado hasta hoy que las Fuerzas Armadas se conviertan en una montonera de entecados morales incapaces de alzar sus armas ante una ofensa a la Patria.

Solo esperan conseguir con esta seguidilla de bufonadas jurídicas un mínimo gesto de desánimo.

Eso quizás concretaría la destrucción pretendida.

Error, Luciano Benjamín Menéndez es un Soldado.

No un bufón al que se le untan malamente los calzoncillos si un desquiciado de mirada errática le ordena descolgar un cuadro.

José Luis Milia

jueves, 25 de febrero de 2010

EXTRAÑOS "EMBAJADORES" ARGENTINOS

Extraños "embajadores" argentinos

En la Argentina está meridianamente claro que los Kirchner han pervertido íntegramente el mundo de la política, al que suponen exento de todas las pautas morales.

Pero, no contentos con ello, ahora incursionan de la misma manera en el de las relaciones internacionales, con su patológico "estilo".

Esta vez con un objetivo concreto: el de defender la llamada "Ley de Medios" (Ley de Servicios de Comunicación Audiovisuales), recientemente sancionada, con la que procuran amordazar a los medios que disienten con su "discurso único": el oficial e infalible.

Y reducir sustancialmente la presencia del sector privado en el sector de la información y comunicación audiovisual (radio y televisión incluidos).

Mientras tanto, cuatro sentencias judiciales que fueron dictadas en diferentes lugares de la Argentina han ordenado la suspensión de su aplicación, por entender -con razón- que la norma es inconstitucional.

No obstante, pese a que ellas han dispuesto esa suspensión, los Kirchner siguen adelante, como si nada hubiera pasado.

Sin respetar las sentencias emanadas de la justicia, han designado a Gabriel Mariotto (que hasta ahora se desempañaba como "interventor" de la "Autoridad de Aplicación" de los medios de comunicación radioeléctricos) como Presidente de la nueva (e irregular) "Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual").

En ese carácter, Gabriel Mariotto sale ahora nuevamente "de gira" por el mundo, pagada -cabe presumir- por el dinero de los argentinos, del que dispone para predicar su evangelio, el del control de los medios de comunicación masiva.

Prédica en la que paradójicamente lo acompañan activamente dos notorios periodistas que apuntalan ideológicamente a los Kirchner.

Me refiero a Horacio Vervitsky (beneficiario de una amnistía por su presunta participación en los hechos de violencia de la década de los 70) y Héctor Timerman (que hoy es Embajador del gobierno de los Kirchner en Washington).

Hasta allí quizás tan sólo una violación de las órdenes judiciales.

Pero hay algo más.

Como siempre con los Kirchner.

Y grave.

A Mariotto lo acompañará en su periplo por la Vieja Europa -donde se entrevistarán con parlamentarios y dirigentes sindicales- un hombre que es un feo símbolo kirchnerista.

Quizás el más evidente: Luis D' Elía.

Este individuo personifica la prepotencia; recurre constantemente a la intimidación; siembra todo lo que puede el resentimiento y los rencores (él mismo dice, increíblemente, que lo mueve el "odio" a todos quienes no son como él); y produce toda suerte de atropellos, hasta físicos.

Se trata de uno de los más conocidos líderes "piqueteros" que encabeza agrupaciones que van al "choque" cuando el gobierno los convoca y los necesita.

A palos, de ser necesario, desalojando o disolviendo así las manifestaciones opositoras de protesta.

Todo lo contrario de la tolerancia democrática, del respeto civilizado, de la educación más elemental y -obviamente- del pluralismo.

Alguno diría: fascismo puro, a cara descubierta.

Ese es el perfil del nuevo "embajador".

Luis D' Elía es, en rigor, un ex maestro secundario de La Matanza, que según las informaciones periodísticas estuvo (por su "activismo") en los hechos muy pocas horas en las aulas, trabajando.

En rigor, prefirió la dirigencia sindical.

Correligionario primero de Adolfo Pérez Esquivel, se distanció luego de él.

Con la filosofía de la "teología de la liberación", militó inicialmente en las filas de la izquierda radical de la democracia cristiana, de la que luego también se alejó.

El militante cura párroco de La Matanza, Enrique Lagadula, de pensamiento "tercermundista", es todavía hoy un referente para Luis D' Elía.

Su primera incursión exitosa en la política ocurrió en el seno del FREPASO, en el que también recaló, de la mano de "Chacho" Álvarez.

Ocurrió cuando en 1997 fuera legislador municipal en La Matanza, por esa agrupación política.

En el 2001 fue acusado de quedarse con una parte de los subsidios que obtenía para sus militantes.

En el 2003, con esa "foja de servicios", fue designado por Néstor Kirchner como Subsecretario en su Gabinete Nacional.

En el 2004 lideró el asalto a una estación policial, incendiándola y saqueándola.

Desde el 2007, cuando viajara a Irán en compañía de sus correligionarios:
Mario Cafiero y el Padre Luis Marinello, es un ardiente defensor de Irán y de su programa nuclear.

También apoya abiertamente a Hamás.

Por ello ha participado notoriamente en las primeras filas de distintas marchas callejeras contra Israel.

Para él hay dos Argentinas: la de los "blancos" y la suya, la de lo que él llama los "negros" a los que caprichosamente define como víctimas de los "blancos".

Este es el "perfil" del hombre que acompañará en su gira a un alto e influyente funcionario del gobierno nacional, cuando éste sale al exterior a "defender" su ley "mordaza".

De no creer, aunque sólo si no se conoce a los Kirchner.

Pero ésta y no otra es la realidad argentina.

Dura.

Pero un ciclo para olvidar está inexorablemente comenzando a quedar atrás.

La gente está harta.

El 2011 va a ser diferente.

Mucho más normal.

Emilio Cardenas
Ex Embajador de la Republica Argentina
ante Las naciones Unidas


martes, 23 de febrero de 2010

¿ DORMIDA, o EN COMA ?

DESPIERTA ARGENTINA !!!

Viendo su capital, con sus calles empedradas, sus magníficos bulevares y sus majestuosos parques con profusión de estatuas y kilómetros tras kilómetros de enormes edificios comprendemos que puede competir con cualquier ciudad del mundo.

Podemos ver que tienen un magnifico país.

Sus hombres son cordiales y amigables y cuentan con mucha gracia.

Sus mujeres son bellas y elegantes.

Sus vinos, sus carnes, sus pieles, sus granos, son todos de primera calidad.

Sus jugadores de fútbol y sus polistas son de primera magnitud.

Su historia y su cultura podrían ser estudiadas por otros pueblos y tomadas como ejemplo.

DESPIERTA ARGENTINA !!!

¿Donde está la confianza en sí misma?


¿Adónde se ha ido?

¿Dónde está la multitud de turistas participando de lo que Uds. pueden ofrecer y dejando sus dineros para ayudar a su economía?

La posibilidad está en todas partes.

¿Por qué no en Argentina?

¿Dónde están sus vinos, sus carnes y sus artículos de cuero en EE.UU. y otros mercados del mundo?

No los encuentro.

Artículos Chilenos SI!, pero ¿argentinos? NO. ¿Por qué?

DESPIERTA ARGENTINA !!!

Sepan vender lo que pueden ofrecer, sean prósperos como lo fueron en el pasado. Limpien sus calles y borren sus graffitis.

Muéstrenles a sus turistas realmente cómo son. Uds. son mejores que la corrupción.

El funcionario que roba del erario público debe ser considerado un delincuente común.

Métanlo preso, está matando su economía y robándole su orgullo como país.

DESPIERTA ARGENTINA!!!

Uds. son mejores que una republica bananera corrupta.

Yo he tenido el privilegio de permanecer mucho tiempo en Argentina.

Amo Argentina y quiero a los argentinos.

DESPIERTA ARGENTINA!!!

Compartan con el mundo lo que Uds. realmente son.

Compartan lo que han compartido conmigo.

¡¡¡DESPIERTA ARGENTINA!!!

¡¡¡POR FAVOR!!!

John C. Broome
Fresno - California


lunes, 22 de febrero de 2010

MIS GENERALES (AÑOS 1954 A 2010)

UNA VERSIÓN DE LA HISTORIA RECIENTE A PARTIR DE 1954

Mis Generales (Años 1954 al 2010)

Encuadro el período referido a mis generales en forma coincidente con mis inicios en la carrera militar y con un final que espero, no sea la actual cárcel.

El raconto, es lo vivido por mí, apreciando que no es muy distinto a lo vivido por mis Camaradas, Compañeros y amigos de aquella época y que siguen siéndolo hoy.

En el año 1955 siendo Cadete de 2do año de la Batería de Artillería del Colegio Militar de la Nación y con parte de ella estuvimos emplazados en la costanera sur con los cañones apuntando hacia el río y listos para disparar contra barcos de la Armada Argentina que junto con efectivos del Ejército buscaban el derrocamiento del Gobierno Constitucional; es decir que con mis escasos 20 años y ningún conocimiento político, guiado solamente por el principio de subordinación, que fuera uno de los primeros inculcados profundamente, fui defensor del gobierno constitucional.

En esa oportunidad ningún Oficial y o Jefe me dio explicación alguna pero no hay dudas de que, de algún general, salió la idea.

(demostrarlo es responsabilidad de la historia)

En el año 1958, como flamante Subteniente llegué al Grupo de Artillería Mediano 3, cuyo acantonamiento estaba en La Paz – Entre Ríos.

Dicha unidad pertenecía a la 3ra División de Ejército cuyo comandante fue un visionario respecto a la guerra contra la subversión.

En las clases de Oficiales se desarrollaban temas referidos a ese tipo de guerra y, todo ejercicio, de cualquier nivel, era una exigencia iniciarlo dándole el siguiente marco general:

“Azules que integran el bloque libre en la guerra revolucionaria con el bloque comunista, resiste la agresión subversiva interior con sus propios medios”.

El Comandante de la División era el Gral Rosas (aquel que decía: “las águilas no cazan moscas).

Evidentemente éste no las cazaba: era un General que miraba, estudiaba y preparaba para el futuro.

Con el mismo grado y en el mismo destino se produce el primer enfrentamiento entre Azules (leales al gobierno) y Colorados (Rebeldes) (año1962):

Por designio del destino fui Colorado sin tener posibilidad de adoptar otra posición dado que era muy moderno en la escala jerárquica, mi casi completa ignorancia de los problemas políticos y por la subordinación debida a mi Jefe y por decisión de otro general, que no era el Gral Rosas.

Al año siguiente comienzo a prestar servicios en el GADA 101 de Ciudadela Prov de Buenos Aires (año 1963) mientras los problemas políticos continuaban y la puja interna en las FFAA se agravaba.

En esta oportunidad el General y Jefe de turno hizo que fuera del bando Azul pero en esta oportunidad fue más grave pues la Batería B de dicha unidad fue enviada a Magdalena previniendo la defensa Aérea del Regimiento de Tanques a cargo del Cnl López Aufranc.

La defensa aérea se tuvo que efectivizar dado que la Aviación Naval atacó el Regimiento que había desplegado en la Estancia Santa Catalina.

La Batería sufrió bajas y fue mi primera experiencia de combate en serio, gracias a Dios bajo el mando de mi Jefe de Batería excepcional, el Capitán José Vicente Parpal.

Por decisión de aquellos generales azules además, estuve alejado de mi familia durante seis meses dado que decidieron ocupar la Base Punta Indio de la ARA.

Pasaron algunos años subordinando ignotos o muy metidos en la política, que poco hacían por la profesión militar propiamente dicha.

Pero, estando destinado en el año 1970 en el Grupo de Artillería Blindado 1 nuevamente aparece la mano de algunos generales instigando a la destitución del Gral Lanusse, quien desempeñaba el cargo de Presidente de la Nación.

En esta oportunidad con el grado de Capitán tenía un poco más de noción de lo que ocurría políticamente en el país y por eso me uní al “fragote” de una fracción Azul que nació en Bs. As. pero tuvo su epicentro en los cuarteles de Azul y Olavarría y produjo el levantamiento que llevó ese nombre en contra del gobierno de facto.

El día D, los Regimientos de Caballería de Tanques 10 y 2 de Azul y Olavarría respectivamente inician operaciones (otros, que debían hacerlo, como el RI24 al mando del entonces Cnl Ballester ni se movieron).

El GABL 1 donde yo prestaba servicios inesperadamente el día anterior al día D marchó al terreno y vivaqueó en una zona cercana al Cuartel donde el Jefe pidió opinión a todos los oficiales sobre lo que debía hacer la Unidad.

A todo esto el Jefe también fragoteaba a su nivel a favor del movimiento.

Es decir que con el vivaqueo no cumple con la palabra empeñada.

Esa noche y ante en pedido de opinión me insubordiné junto a dos tenientes indudablemente por su nobleza y por la necesidad de cumplir con la palabra empeñada.

Pero el fondo de la cuestión que produjo esa insubordinación, a la larga, fue que producto del proceder de los generales de aquella época, más apegados a las ambiciones de poder que a la profesión.

En esa época, fines de la década del 60 y principios del 70 aquella visión del Grl Rosas se estaba haciendo realidad, pero mis generales se seguían peleando por el poder que finalmente recae democráticamente en el Grl Perón y por fallecimiento de éste en su sucesora María E. Martínez de Perón.

La guerra revolucionaria subversiva con metodología terrorista estaba instalada a pleno en nuestro país.

El gobierno constitucional imparte la Directiva del Consejo de Consejo de Defensa Nº 1/75 (lucha contra la subversión) a través del Ministro de Defensas Tomás Botero y cuya Misión expresaba:

“Las FFAA, Fzas Seg, Fzas Pol (s) y demás organismos puestos a disposición de éste Consejo de Defensa, a partir de la recepción de la presente Directiva, ejecutarán la ofensiva en todo el ámbito del territorio nacional para detectar y aniquilar las organizaciones subversivas a fin de preservar el orden y la seguridad de los bienes, las personas y el Estado”.

Allí estaba claramente definida la lucha que las FFAA debían dar y producto de ella los generales bajaron directivas y órdenes y seguramente, en el marco de ellas, en diciembre del 75 me ordenaron capturar a elementos subversivos que estaban en la localidad de Miramar.

La orden fue impartida seriamente en presencia de mi Jefe de Unidad (el GADA 601, yo era Jefe de Operaciones), y de la Plana Mayor del escalón superior es decir, se le había dado a dicha operación una importancia inusitada.

Nadie me dijo y aprecio que ningún general le dijo al que me impartió la orden, que lo que iba a hacer era ilegal.

No obstante la operación se llevó a cabo de acuerdo a las tácticas que se habían reglamentado para la lucha contra la subversión acompañado por dos Tenientes Primeros y un Teniente impecables por su valor, arrojo y don de mando, Suboficiales y Soldados subordinados y disciplinados.

Volvimos con la misión cumplida y recibidos con ciertos honores.

No sabía que de héroe me iba a transformar en delincuente pues ningún General avizoró el futuro que como General debía.

A renglón seguido en Enero y Febrero del 76 intervengo en el Operativo Independencia en la Provincia de Tucumán y de nuevo honores al partir y al regresar: aún me pesa la responsabilidad de la misión y sobre mis 150 subordinados.

Los Generales a cargo de aquel operativo me daban órdenes de combate pero ninguno me dijo o anticipó que por esa y otras luchas nos íbamos a transformar en delincuentes.

En marzo del 76, con poco conocimiento de la situación por haber arribado recientemente de Tucumán, de nuevo otros Generales irrumpen en el poder.

A partir de allí estos que debieron ser los estrategas, no hacen más que ejecutar procedimientos ideados por un Cabo 1º de la Policía Federal venido luego a prácticamente a Jefe de Ministros y aplican aquello de “planificación centralizada y ejecución descentralizada” y por supuesto ignorando olímpicamente lo que el enemigo pone en práctica después de su derrota militar y de un largo tiempo de uso de los procedimientos gramscianos, me refiero a todos los Pactos, Declaraciones y convenciones habidos fundamentalmente a partir del año 1948 de los cuales nuestros Generales debieron estar anoticiados e imbuídos del futuro que se debía avizorar para salvaguardar a los subalternos de los tiempos de la venganza.

Después de todo aquello viví una etapa muy profesional: el desdoblamiento estratégico previo planeamiento por el conflicto con Chile, donde pude observar Generales envalentonados más que estrategas.

Ya migrado me permitía al menos advertir sobre algunos aspectos tales como la defensa aérea de partes del teatro de operaciones.

Luego, año 1981 provino mi ansiada jefatura de unidad y en esa oportunidad veo con claridad la problemática política que desemboca en la guerra por las Malvinas, veo la conducción estratégica en manos de tácticos y veo y vivo errores tácticos con consecuencias estratégicas y errores tácticos propiamente dichos.

Los primeros vividos como Jefe del EM del Grl Daher que por razones de antigüedad (¿o no?) fue relevado y con él su EM.

El enemigo observó que en el medio del río se estaba cambiando el caballo.

En referencia a las tácticas aprecio que la unidad de artillería mejor equipada y aclimatada era el GA9 de Colonia Sarmiento, asimismo esa Unidad fue aprobada en durísimos ejercicios finales del año 1981 en las proximidades a Rio Gallegos; eso sí esa Unidad tenía material viejo que estaba como nuevo gracias a los mecánicos artilleros impecables en todo sentido.

Posiblemente nuestros generales pensaron que esa Artillería no tenía tanto alcance ni cadencia y olvidaron lo principal para sobrevivir en aquel ámbito geográfico.

Sigue mi vida militar y me premian.

Primero con un nombramiento de Profesor en la Escuela superior de Guerra.

Allí impuse en mi grupo a cargo el libre pensamiento que mis generales impedían.

Luego nombrado Jefe de la Agrupación Aspirantes de la Escuela de los Servicios para Apoyo de Combate Gral Lemos donde junto al Director, mi Coronel, revolucionamos la enseñanza, la instrucción, el mando, la jerarquía, el orgullo y la alegría de sentirse futuros suboficiales del EA.

Todo duró un año y no trascendió o bien porque el Director dejó hacer y no impuso la idea a sus generales y si lo hizo, a estos no les importó.

Al término de ese año otro premio, una Agregaduría Militar y luego el honorífico, se podría decir, nombramiento como 2do Comandante de la Brigada de Infantería Mecanizada XI, en aquel tiempo la más completa en material, material y presupuesto.

Esa Brigada estaba al mando de un estratega, es decir que lo envían nuestros generales a ese destino táctico cuando sus características eran pensar con sentido estratégico.

En mi pasaje por la vida militar conocí a dos estrategas militares con criterio y sentido político: el Grl. E. Guglialmelli y al que me estoy refiriendo H. J. Anel.

En aquella Brigada el diablo metió la cola pues sucedió Semana santa, el Operativo Dignidad, donde todo el Ejército apoyó en silencio, pero la Brigada fue Carapintada explícitamente salvo casos debidamente dominados.

Los generales no admitieron el triunfo posibilitado por sus subalternos: castigos, bajas, pases, etc. que con un terrorismo del lápiz hacían nuestros generales por aquello del triunfo mencionado.

Tanto mi Comandante como yo fuimos a parar a respectivos “institutos del quemado”.

Aquel siguió peleando en su nivel y yo en un comando inocuo tratando de probar como si fuera laboratorio que la profesión militar existe y que la misma se puede a desarrollar orgullosamente y con alegría.

Mientras tanto nuestros Generales no pensaron que “no solo de pan vino el hombre”.

Mientras tanto la subversión ganaba terreno.

Esas acciones concientes realizadas con algunas otras que quizás las hice en forma inconciente en otros tiempos hizo que subalternos, algunos poco conocidos por mi, me buscaran para secundar a mi compañero, el ya fallecido lamentablemente Cnl Mohamed Seineldin.

El por qué de ese movimiento desfigurado por propios y ajenos, solo tenía como objetivo la unidad de los componentes del EA que en manos de Generales adulones y/o adoradores del poder, no hicieron caso, que buscaba alcanzar ese objetivo de unidad que contenía acciones para restaurar el honor del EA, acciones para reivindicar la lucha contra la subversión y acciones para recuperar la Dignidad de los integrantes del EA.

El llamado de los subalternos fue en vano, pero por traición, pues el 04 Dic 88, sin firmar, existió el Acuerdo de Villa Martelli.

¿Quien traicionó?

¡Otra vez, nuestros Generales!

Así siguió la cuestión, una cosa trajo la otra, es decir la negación del acuerdo de Villa Martelli trajo Palermo, la cárcel de algunos valientes y dió origen a otro General, el General Balza donde una noche por sus declaraciones nos convertimos de soldados leales y subordinados en delincuentes.

Ese fue el punto de inflexión del generalato en actividad o retiro, era la reacción o la sumisión a intereses personales bastardos.

Nadie pero nadie, levantó la mas leve voz para oponerse a lo que vendría.

También fue el punto de inflexión de la subversión que, silenciosamente y casi cautelosamente avizoró que podía obtener como lo obtuvo el objetivo político de la guerra.

El generalato ni siquiera lo advirtió y, si lo hizo, se calló.

¿Qué tenemos hoy?

Un generalato que no defiende hasta con su honor a sus subalternos que por culpa de la miopía de los pares de ese generalato de aquel tiempo están sufriendo el denigre de la cárcel o de la falta de libertad que es lo mismo, los juicios y sentencias con vidas de barras bravas de los DDHH que insultan y atacan, el ver y permitir sin excitación alguna como desarticulan a las FFAA y ponen al país en un estado de indefensión fatal, sin tampoco importarles que digiten ascensos y cargos sin siquiera dar opinión.

La excusa, “hacemos lo que podemos” no alcanza, un buen morir honra toda una vida.

Esto no ha sido mi autobiografía ni mucho menos, ha sido el instrumento utilizado para demostrar que hemos llegado a este punto por culpa de los sucesivos generales a los que la inmensa mayoría como yo, siempre obedecimos y lealmente cumplimos disciplinadamente sus mandatos.

Dios se los demandará en su momento.

A unos pocos nos queda el consuelo de decir que al menos por una vez no nos equivocamos y desgraciadamente y culpablemente en el caso uno al menos, fue al final de nuestra carrera.

Este relato espero que sirva para la reflexión y para despertar del letargo, ocioso y perezoso de la masa de militares y civiles que aman a su Institución y a su Patria pues por ahora son muy pocos los que luchan para que si bien no deben ser héroes, los presos de hoy tampoco deben ser delincuentes.

El fundamento específico en relación a este escrito está dado en que salvados honrosas excepciones en el caso del EA no he tenido conocimiento que ningún General de hoy o ayer tome la posta de la lucha como debiera ser.

Con todo respeto a “mis Generales” dedico este escrito y lo que expreso hoy aquí es producto de mis lecturas religiosas donde encontré la siguiente verdad:

“has de conducirte cada día al tratar a quienes te rodean con mucha comprensión, con mucho cariño, junto, claro está, con toda la energía necesaria; si no es así, la comprensión y el cariño se convierte en complicidad y en egoísmo.

MARCOS PAZ, 07 de febrero de 2010

Escrito en cautiverio
Jorge Toccalino
Coronel de la Nación (R)



sábado, 20 de febrero de 2010

SU PASADO LO CONDENA

Pasado imperfecto:

las verdaderas relaciones de Néstor Kirchner con los militares de la dictadura

Documentos y fotos demuestran que estaba lejos de defender los derechos humanos.

El agradecimiento a funcionarios del gobierno militar y las reuniones con el general Guerrero, discípulo de Camps.

En la provincia de Santa Cruz todavía quedan rastros de los antecedentes de Néstor Kirchner.

En la hemeroteca de Río Gallegos, fotos, documentos y declaraciones periodísticas hablan de un hombre muy distinto al que hoy se presenta como abanderado de los derechos humanos.

Entre las evidencias que vinculan a Kirchner con la dictadura sobresalen dos fotos que datan del 9 de abril de 1982, a pocos días de iniciada la guerra de Malvinas.

Las dos fotografías, publicadas por diarios locales, muestran al abogado Kirchner mirando a cámara y escoltando al general Oscar Enrique Guerrero.

Por entonces, Guerrero era comandante de la XI Brigada de Infantería Mecánica del Ejército.

Más adelante, en 1981, condujo a la policía bonaerense en tiempos en que la Provincia albergaba por lo menos nueve centros de detención clandestina.

Correo del Sur, uno de los diarios que publicó una de las fotos, tituló la nota: “Amplio apoyo de las fuerzas vivas a las Fuerzas Armadas”.

Un ex compañero de ruta del joven Kirchner asegura que la foto no fue un incidente aislado, sino que Guerrero tenía un diálogo cordial con el actual Presidente y otros peronistas que se situaban a la derecha del movimiento y reivindicaban a Isabel Martínez de Perón.

Otro de los “tesoros” que encontró la revista Noticias es una solicitada que publicó el matrimonio Kirchner en el diario La Opinión Austral.

Dirigido a la “comunidad santacruceña”, y en respuesta a una bomba que alguien había colocado frente al estudio de abogado que el Presidente tenía en esa época, el texto no tiene desperdicio.

“Respecto de los hechos acaecidos, esta es la única manifestación pública que este estudio efectúa, dejando en manos de la Justicia la prosecución de las investigaciones pertinentes, conforme debe ser en un Estado de Derecho”, dice la solicitada.

El texto se publicó el 9 de noviembre de 1981.

¿Existía por entonces el “Estado de Derecho”?.

Es verdad que estuvo preso durante 72 horas en 1977, pero lo trataron bien y lo interrogaron con amabilidad.

Lo trataron de “doctor” y le preguntaron si había visto banderas montoneras en Plaza de Mayo.

Dijo que sí.

El coronel Alberto Calloni, jefe del Ejército en Santa Cruz en ese momento, lo despidió con tono paternal, era conocido de la familia.

Contactos con militares, discurso conservador, negocios financieros.

¿Es posible que haya cambiado tanto?

Investigación de la Revista “Noticias”

viernes, 19 de febrero de 2010

UNA HISTORIA PARA MIS VERDADEROS CAMARADAS

Un encuentro casual con un joven camarada de la Armada, en una fiesta familiar, me permitió escuchar sus inquietudes y preocupaciones.


Me habló de la decepción que generan la falta de presupuesto para volar y navegar, del precario estado de las unidades y del dolor que provoca la anulación de comisiones al extranjero, ascensos y comandos, a excelentes oficiales, por el solo hecho de tener un apellido vinculado a camaradas acusados de crímenes de lesa humanidad o por haber participado en cursos en el extranjero que hoy se consideran impropios para su formación.
Terminó confesándome que su frustración profesional le había hecho considerar pedir un temprano retiro, a pesar de su cariño a la institución y su firme vocación de servicio.
Le recordé, entonces, una anécdota de mi vida naval que me resultó aleccionadora.
Corría el año 1983 y me encontraba destinado en Alemania, formando parte de la comisión de recepción del destructor ARA "Heroína", en carácter de jefe de armamento.
Era la tercera nave de una serie de cuatro de las unidades más modernas del mundo que pasarían a constituirse en el núcleo de la Armada nacional por muchos años. En los últimos días de mi estadía en Hamburgo, conocí a un maduro oficial retirado de la marina de guerra alemana, que sentía una particular simpatía por sus camaradas argentinos.
En una larga charla, me comentó que el origen de sus sentimientos fue una experiencia vivida luego de finalizar la segunda guerra mundial.
En aquellos tiempos, me contó, a su país le habían sido confiscados todos sus buques de guerra, y sus astilleros y fábricas de producción de armamento estaban arrasados.
Los oficiales de la armada, para poder mantener su habilitación náutica, se veían forzados a navegar en buques de la marina mercante.
Según su relato, en la mayor parte de los puertos extranjeros a los que arribaban, se los trataba con encono y rechazo, por su condición de alemanes, pero una gran excepción era el puerto de Buenos Aires, adonde eran recibidos con respeto y consideración.
Sin perjuicio de lo curiosa que resulta esa empatía entre dos pueblos tan diferentes en su cultura y actitud como argentinos y alemanes, que va más allá de las cuestiones políticas o las alianzas militares, su relato me hizo meditar largamente sobre una cuestión que me parece crucial.
Allí estábamos los marinos argentinos, menos de cuarenta años después de la tremenda derrota alemana que destruyó toda su estructura de defensa y su armada en particular, comprando en ese país uno de los buques de diseño más moderno del mundo y recibiendo cursos e instrucción de su marina.
La pregunta que se me repitió durante muchos años fue:
¿Qué constituye el corazón de una armada?
¿Son sus buques, sus cañones y sus misiles?
¿Es su capacidad de producción de medios militares que puede generar o recuperar sus capacidades perdidas?
¿O son, simplemente, sus hombres, con sus conocimientos, su formación y su espíritu, que pueden hacer renacer todo lo demás, a pesar de cualquier circunstancia adversa?
Mi respuesta a esa pregunta es, sin duda, la tercera opción.
Los marinos alemanes habían perdido sus buques y sus fábricas, eran poco queridos en el mundo y no gozaban de apoyo en su propio país, pero se levantaron porque conservaban su espíritu, sus valores, sus tradiciones y su capacidad de sacrificio.
Esas virtudes están también presentes en la mayoría de los oficiales y suboficiales de nuestra Armada.
Como director de Educación Naval que fui, siempre admiré la sabiduría de nuestros antecesores, que supieron basar la formación de los marinos en principios fundamentales de lealtad, honestidad, sinceridad, valentía, espíritu de sacrificio y amor a la Patria, al mar y a la institución.
Esas virtudes son aun más importantes que la excelente capacidad profesional que brindan nuestras escuelas y constituyen el núcleo espiritual de la institución.
Por eso aconsejé al oficial del comienzo de mi relato que aleje la idea del retiro. Que en los momentos difíciles es cuando los hombres con valores se resignan a ver postergadas sus justas y merecidas expectativas personales, guardando sus puestos para cuando llegue el momento de renacer, crecer y reconstruir.
La Armada, al igual que el Ejército y la Fuerza Aérea, no deberían perder un hombre más ganado por la decepción y el desánimo, porque todos hacen falta para sostener el fuego sagrado y harán más falta aun cuando el futuro lo demande.
Como decía Ortega y Gasset, en cada momento de la historia están el hombre y su circunstancia.
A unos les tocaron los aciagos tiempos de los golpes de Estado, a otros enfrentar a la subversión, una generación enfrentó a los ingleses en Malvinas y otra sufre hoy los errores del pasado y las injusticias del presente.
Pero no es de buen marino abandonar el barco en medio de la tormenta. A los que el destino les puso esta prueba les cabe continuar con hidalguía para llevar el barco a buen puerto; es el desafío de esta generación y confío que, como todas las demás, sabrá cumplir con su Dios y con su Patria.


Juan Carlos Neves
contralmirante retiro efectivo,
veterano de guerra de Malvinas.

sábado, 13 de febrero de 2010

SIGUE EN EL NEGOCIO DE ARMAS ¡¡¡

Los estrategas de Martín Balza se preparan para el poskirchnerismo
De la mano del general de Brigada Hernán Prieto Alemandi, el embajador de Colombia prepara el escenario para el 2011.

Los contactos secretos del ex jefe del Ejército con Enrique “Coti” Nosiglia y el ex montonero Mario Montoto consigna AVNoticias.

Acostumbrado de saltar de una trinchera a otra, el embajador K en Colombia, Martín Balza, ya preparó un pelotón de zapadores para un escenario político sin el kirchnerismo.
Entre sus operadores se encuentran el coronel (R) Gustavo Gorriz, el ex general Ernesto Bossi, el general (R) Daniel Reimundes, el general en actividad Hernán Prieto Alemandi, el operador Enrique “Coti” Nosiglia, y el ex montonero Mario Montoto.
Durante sus largos años como jefe del Ejército durante la gestión del ex presidente Carlos Menem, Balza aprendió que las enseñanzas de Sun Tzu -el erudito chino de la estrategia militar- plasmadas en el magistral libro El arte de la guerra, podían trasladarse a las arenas de la política.
Así fue como el general saltó de menemismo al kirchnerismo.
Pero las estrategias que viene monitoreando Balza desde la cálida Colombia para desplazar a la ministra de Defensa, Nilda Garré, y ocupar su lugar, no tuvieron eco en la Casa Rosada.Ahora, según fuentes del Edificio Libertador, Balza prepara dos escenarios posibles en su mesa de arena.
Uno de ellos es dentro del ámbito del cobismo y el otro en el PJ opositor.
Sus operadores ya lanzaron líneas en ambos bandos.

Gustavo Gorriz: El ex coronel estuvo a cargo de la prensa del Ejército en las épocas en que Balza estaba al frente de la fuerza, fue edecán de Menem, y en la actualidad dirige la editorial TEADA, del empresario Mario Montoto.

Ernesto Bossi: El general retirado es un experto en el área de inteligencia, fue ex jefe de la Central Nacional de Inteligencia durante el gobierno de Fernando de La Rúa.
En la actualidad dirige la abundante caja de la Sociedad Militar Seguro de Vida (SMSV), y es un íntimo del “Coti” Nosiglia.
Daniel Reimundes: Un fiel aliado a Balza.
Fue secretario General del Ejército; el 24 de mayo de 2004 fue uno de los organizadores de la “conspirativa” locreada que se realizó en el Regimiento Patricios.
En la actualidad la justicia Federal lo investiga en el marco de una causa por espionaje.

Hernán Prieto Alemandi: Es general de Brigada y hasta fin de año estuvo al frente de la Dirección General de Personal del Estado Mayor General del Ejército. Según informó el diario PERFIL, la ministra Garré decidió trasladarlo como jefe de las fuerzas en Chipre después de haber mantenido varios encuentros secretos con el vicepresidente Julio Cobos.
En una de esas reuniones habría participado Nosiglia y Bossi.
Prieto Alemandi sería un incondicional de Balza.
Nosiglia, uno de los principales operadores de Cobos, no necesita presentaciones.
Montoto tampoco requiere de preámbulo, el empresario que avanza en el mercado de la seguridad en la provincia de Buenos Aires es uno de los más interesados de que Balza llegue al ministerio de Defensa.
El presidente de la firma CODESUR busca ser el mayor proveedor de las Fuerzas Armadas, un negocio millonario.

jueves, 11 de febrero de 2010

RESPONDIAN A ESTOS

EL IMPERIO BRITANICO y
LA SUBVERSION EN LA ARGENTINA
En los años que siguieron a 1955, la diplomacia británica no pudo demoler la colosal estructura levantada por Perón.
La Argentina industrial, tecnológica, científica, cultural y social, seguía en pie a pesar de todos los embates y de las más bárbaras políticas que se lanzaban contra ella.
Los textos ingleses de la época no ocultan su preocupación por el problema.
La cuestión se hace acuciante hacia 1972, cuando el General Perón confirma Solemnemente su voluntad de regresar a su Patria.
Entonces aparece el 2° tomo de la obra del historiador británico Ferns sobre la Argentina.
Allí leemos lo siguiente:“Como no sea mediante una guerra civil devastadora, resulta difícil imaginar cómo puede deshacerse la revolución efectuada por Perón” (pág. 247).
Y la guerra civil devastadora para nuestra patria programada y bien pensada por los estrategas ingleses “para deshacer la revolución efectuada por Perón”, llegó a nuestras playas.
No vino solamente con palabras, vino con armas procedentes de Inglaterra.
Recuerdo el día 18 de abril de 1974: Un diplomático británico de nombre Micke John Bishop fue detenido en el momento de introducir al país un contrabando de armas El diario “La Nación” inicia la reseña del gran escándalo, en estos términos:
“La Justicia Federal en lo Criminal y Correccional investiga lo relacionado con el secuestro efectuado el 10 del actual por personal de la Prefectura Naval Argentina, de varios bultos que contenían 17.500 proyectiles calibre 9 mm., munición de guerra, acondicionados en cajas y utilizables para pistola, fusil y ametralladora, que fueron desembarcados del rompehielos de la marina británica Endurance”.
Y tras dar detalles asombrosos sobre esta invasión virtual en el propio Puerto de Buenos Aires, la crónica da cuenta de la inmediata libertad del Diplomático involucrado, a la vez quo señala, como trascendido, que Gran Bretaña había dado al Poder Ejecutivo las explicaciones del caso:
“Lamentando no haber cumplido con los trámites que hubiera debido realizar en el caso ante nuestra Cancillería”
Nunca se hicieron públicas las explicaciones que había dado Gran Bretaña.
Jamás se conoció la actitud del Ministro de Relaciones Exteriores de aquel entonces.
Dejo el tema para los historiadores revisionistas que Quieran ocuparse de los años que van de 1973 a 1976.
Al descubrimiento de ese contrabando Inglés de armas siguieron otros dos, de los que sólo informó el diario “Mayoría”; uno interceptado en otro buque inglés y el tercero en una aeronave de la British Caledorniam.
Si los contrabandos de armas descubiertos fueron tres
¿Cuántos fueron los que no se detectaron?
Nunca lo sabremos, pero sí todos recordamos que “La guerra civil devastadora” lanzada anormalmente contra el tercer gobierno del General Perón, tenía entonces cuatro frentes bien definidos:
1) El terrorismo bélico con el crimen planificado.
2) El terrorismo periodístico con la tergiversación organizada.
3) El terrorismo político con la traición reiterada.
4) El terrorismo económico con el desabastecimiento, los vaciamientos de empresas y el sabotaje a la producción.
Todas estas eran las formas de la “Guerra civil devastadora”, declarada en secreto por los ingleses contra Perón.
El objetivo era muy claro:
destruir la industria argentina,
destruir la tecnología Argentina
destruir la ciencia y la inteligencia argentinas, aniquilando a la Universidad que la produce.
Por estos medios, coherentes y contestes con los históricos planes de Gran Bretaña para el Río de la Plata, se buscó reinstalar a la Argentina en el sistema colonial de la división internacional del trabajo.
Arruinada y destrozada la industria, la tecnología y la ciencia argentinas, hemos vuelto a ser un país primitivo: exportador de materias primas e importador de los artículos manufacturados de la peor calidad.
Exportadores de cerebros talentosos (2.500.000 argentinos emigraron en busca de trabajo entre 1976 y 1980) e importadores de los laosianos y vietnamitas que trajo el Ministro Harguindeguy para cumplir el “gobernar es poblar”, de Alberdi.
Este es el esquema trágico de nuestra economía colonial:
vender cada vez más cantidad de materias primas a los precios más bajos y comprar cada vez mayores cantidades de mercaderías industrializadas a los precios más caros.
La diferencia en contra del país la pagarán los consumidores transformados en desocupados El déficit que este ruinoso negocio produce en la balanza de pagos, será corregido con la contratación de nuevos empréstitos.
Con respecto a los empréstitos, es de enfatizar que el gobierno justicialista se hizo cargo de la conducción del país con una deuda externa de 6000 millones de dólares aproximadamente.
De esa cantidad, el 70% debía ser pagado en el decurso de los años 1973, 1974. 1975 y 1976.
En julio de 1971, pocos días después de la muerte del Teniente General Perón.
El Mercado Común Europeo (que a partir de la muerte de De Gaulle se habla integrado con el Imperio Británico), cerró sus puertas a las carnes argentinas, inaugurando una política absolutamente proteccionista para sus agricultores y ganaderos.
De esta manera cesó virtualmente, la mayor fuente de ingresos en divisas que tradicionalmente tuvo el país.
No obstante ello, le deuda heredada se siguió pagando sin pedir prestado un solo dólar, sin concertar ningún empréstito y sin emitir un solo bono externo.
Adviértase la disimilitud con la conducción económica posterior al 24 de marzo, la cual, a través de sucesivos endeudamientos, gastos improductivos e innecesarios, elevó la deuda exterior a la cifra impresionante e inédita de 38.736 millones de dólares.
(Informe del Banco Central de la República Argentina 31-12-83 inserto en “La Nación” del 26-2-83, pág. 1).
Como un agravante jurídico y moral para quienes así contrataron con el extranjero, es de señalar que esos empréstitos no fueron negociados en la mayoría de los casos con Organismos Financieros Internacionales Públicos o con Gobiernos de otros Estados, sino con bancos y banqueros particulares domiciliados en el extranjero, los cuales, a diferencia de los entes públicos, otorgan como es de práctica, elevadas comisiones a los ministros y funcionarios argentinos que los han elegido como proveedores de fondos para la República.
La Argentina Colonial ha sustituido pues, a la Argentina Independiente de Perón.
No en vano, el señor Albano Harguindeguy, ex Jefe de Policía del Gobierno Constitucional y luego de 1976 ministro del Interior dijo claramente:
nosotros vamos a regresar la Argentina al 3 de junio de 1943..

martes, 9 de febrero de 2010

OVARIOS DESTRUIDOS

EL FRACASO DE LAS VACUNAS ANTICONCEPTIVAS
La Dra. Bonnie Dunbar, una de las principales investigadoras en el campo de la anticoncepción, abandonó recientemente 30 años de trabajo en el desarrollo de una vacuna anticonceptiva, porque descubrió que el cuerpo femenino se rehúsa a ir en contra de su propia reproducción.
La Ciencia, una vez más, confirma la fuerza inalterable del diseño físico femenino.

Ya sea en la China rural, en la sabana africana o en el Occidente citadino, los cuerpos de las mujeres, y específicamente su capacidad reproductiva, son objeto de múltiples ataques.
Píldoras, parches e implantes hormonales, espermicidas, etc. son intentos para detener el sistema de la mujer en una de sus capacidades más perfectas e integrales: darle la existencia a un ser humano, y por ende, continuar su especie.
Los anticonceptivos son a fin de cuentas introducción invasiva de material extraño en el cuerpo de la mujer que anula el proceso reproductivo natural.
Lo que la Dra. Bonnie Dunbar esperó desarrollar era una vacuna que podría engañar al sistema inmunológico femenino.
Una forma de lucha contra las células reproductivas como si éstas fueran virus. La vacuna de la Dra. Dunbar era un intento insidioso de hacer que el cuerpo considere el embarazo como una enfermedad.

La motivación detrás de su investigación sobre los anticonceptivos fue, como es lógico, el control de la población.
“He pasado mas de 20 años desarrollando vacunas, vacunas anticonceptivas”, explicó la Dra. Dunbar, “porque en mi juventud tuve una visión de que, tal vez, podríamos ayudar al problema de la población mundial y darles a las mujeres una opción para el control de la natalidad que no fuera invasiva a nuestras hormonas o a nuestros sistemas o que tengan los efectos colaterales que ahora vemos en muchos métodos anticonceptivos”.

Se supone que ella esperaba que la inmunidad de la vacuna al embarazo durara varios años al menos y así resultaría un control de población más eficaz en las naciones en desarrollo.
En la mentalidad de los promotores del control natal, la píldora u otros métodos anticonceptivos requieren demasiada participación y disciplina de la mujer para ser efectivos.
En esos métodos de corta duración y uso repetitivo (diario en el caso de las píldoras) la tasa de deserción y falla de uso son altísimas.
Por supuesto es algo que nunca se molestan en decir en público.

Entre los muchos éxitos de su larga y brillante carrera, la Dra. Dunbar formó parte de la plantilla de científicos de la Fundación “Harbor Branch” de la Universidad Atlántica de Florida, del Smithsonian Institution y, no nos sorprende en lo más mínimo, del Population Council, digamos la “Universidad” de Rockefeller.
Ha recibido muchas condecoraciones por sus décadas de trabajo en las vacunas anticonceptivas y en el año 1994 fue premiada por la “National Institute of Health” NIH (el instituto encargado de la salud pública en USA) como la “First Margaret Pittman Lecturer” (Primera Catedrática Margaret Pittman).
Ella es un miembro fundador de “The Africa Biomedical Center” (Centro Biomédico de Africa) en Kenia, donde actualmente vive. A través de los años, la Dra. Dunbar ha asesorado a la Organización Mundial de la Salud y a USAID en muchos proyectos de países en desarrollo, incluyendo China, India, América del Sur y África. (No es coincidencia que todas estas regiones son objetivos principales para los programas de control de población de las Naciones Unidas.)

Tuve el placer de conocer a la Dra. Dunbar recientemente en la IV Conferencia Pública Internacional sobre la Vacunación.
Ella vino de Kenia para presentar los resultados de su fallida investigación de la vacuna y hacer un llamamiento sorprendente para una reorientación de fondos, apartados del VIH / SIDA y la investigación de la vacuna anticonceptiva, a las necesidades primarias de salud de los africanos y, por supuesto, a la reducción de la población.

Cuando empezó como estudiante de posgrado a desarrollar una vacuna anticonceptiva, la Dra. Dunbar se dio cuenta de que muchas mujeres infértiles tenían anticuerpos hacia su propia zona pelúcida.
(La zona pelúcida es la glicoproteína que rodea el óvulo femenino o el huevo). Esto impedía que el esperma se una penetrando y fertilizando el óvulo.
Esto se convirtió en la base de la hipótesis de la investigación de la Dra. Dunbar.

“Por años,” explicó, “pensamos que si las mujeres eran infértiles debido a estos anticuerpos, pero por otro lado, eran perfectamente saludables, entonces esta situación se convertía en un eficaz método anticonceptivo, que evitaría la fecundación sin ser abortivo, y tampoco interferiría con el sistema endocrino.”
Esperaba imitar este trastorno de infertilidad natural, para hacer una vacuna que desarrollaría en mujeres saludables respuesta inmunológica a sus propios óvulos.
“El objetivo de nuestra vacuna era desarrollar autoinmunidad”, declaró la Dra. Dunbar, así de claro y sin ninguna afectación.

La manera en que la Dra. Dunbar proponía para generar autoinmunidad fue inyectar a sus conejos de laboratorio, no con sus propias glicoproteínas de la zona pelúcida (muy parecidas a otras proteínas del conejo que realizan funciones diversas en el cuerpo del conejo), sino con las proteínas del cerdo.
Estas últimas son lo suficiente extrañas para “engañar al conejo produciendo anticuerpos en contra de sus mismas propias proteínas”.
Y fue eficaz.
Estas inyecciones provocaron una respuesta autoinmune en los conejos inoculados.
Sin embargo, hubo una dificultad mayor que, curiosamente, al final resultó insuperable.

“Descubrimos que cuando inmunizábamos a estos animales, les destruíamos completamente los ovarios,” admitió la Dra. Dunbar.
“Desafortunadamente, no solamente estábamos evitando la fecundación, sino que generábamos toda una enfermedad autoinmune, también conocida como insuficiencia ovárica prematura.”

Ella probó la vacuna en varios animales, incluyendo primates, y descubrió en todos los casos que la vacuna causó una falla auto inmunológica permanente en los ovarios.
Al observar las fotografías de estos ovarios devastados, completamente destruidos por el propio cuerpo femenino, la Dra. Dunbar tomó una decisión.
Actuando con integridad, a menudo ausente en investigadores de anti-fertilidad, resolvió oponerse totalmente a cualquier desarrollo posterior de esta vacuna en seres humanos.
"Al declarar la muerte de esta vacuna para la investigación humana adicional", declaró la Dra. Dunbar, " yo seré responsable de la infelicidad de algunas personas en mi empresa de biotecnología y de algunas otras más."

Ahora esta antigua vacuna anticonceptiva está siendo desarrollada como un posible agente de esterilización no-quirúrgico para perros y gatos, y también se utiliza para seleccionar la limitada población de elefantes africanos.
Y por supuesto en ello, no tenemos ninguna objeción.

Joan Robinson es una Investigadora de Population Research Institute

lunes, 8 de febrero de 2010

MARTIN MIGUEL DE GUEMES

Nació en la ciudad de Salta el 8 de febrero de 1785, siendo sus padres Gabriel de Güemes Montero, comisario de guerra y ministro general de la real hacienda de la Provincia, y María Magdalena de Goyenechea y la Corte (nacida en Jujuy e hija del general Martín Miguel de Goyenechea).
Ambos progenitores del famoso caudillo estaban vinculados a las familias más respetables de Salta y de Jujuy.

Influenciado el joven Güemes por la tradición de su abuelo materno y con el beneplácito de sus padres, sentó plaza de cadete en el Regimiento “Fijo” de Buenos Aires (en una compañía que se encontraba en Salta), el 13 de febrero de 1799.
El “Fijo” bajó a Buenos Aires en 1801 y de aquí a Montevideo en 1803.
Más tarde compartió de las gloriosas jornadas de 1806 y 1807, con motivo de las invasiones inglesas, en las filas de su regimiento, ascendiendo por estos hechos a Alférez graduado, al mismo tiempo que le hacían Teniente de Milicias de Granaderos del Virrey Liniers.
En la Reconquista de la ciudad de Buenos Aires, el 12 de agosto de 1806, Güemes desempeñaba funciones de ayudante de Liniers, general en jefe de las fuerzas libertadoras.
La tradición cuenta que el combate había terminado después de dos horas de rápida acción llevada con toda energía por soldados bisoños, por el amor de la tierra en que nacieron, quebrantando el esfuerzo de expertos veteranos que habían hecho frente a los soldados de Bonaparte en San Juan de Acre.
Pueyrredón acababa de arrebatarles el estandarte del glorioso Regimiento Nº 71, y el general Beresford había rendido su espada.
Cercanas las sombras de lluviosa tarde de invierno, se reunía un grupo de jefes y oficiales al pie del asta bandera en el bastión Norte, contemplando con satisfacción el real pabellón, flameando donde hacía pocos momentos tremolaba el de la vieja Albión.
El jefe vencedor dialogaba en aquellos instantes con el jefe de la escuadrilla que había trasportado de La Colonia a las legiones reconquistadoras, Gutiérrez de la Concha.
El diálogo agitado de Liniers, apenas llegaba a herir los oídos de un joven bizarro de brillante uniforme, que inclinado desde sus años juveniles a la noble carrera de las armas, había revelado en aquellos angustiosos días una actividad y un comportamiento tan digno, que el general en jefe le había hecho quedar a su lado, en calidad de ayudante, como queda dicho; el día 11, enviado desde la plaza para informar a Liniers de la situación allí, había quedado al lado del futuro vencedor.
El diálogo entre Liniers y Gutiérrez de la Concha era producido por un buque de la escuadra de Popham, que había estado bombardeando la ciudad, el cual aparentemente estaba varado.

El jefe de la Reconquista, después de observar con el catalejo el buque de referencia, se dio vuelta al ayudante Güemes y le dijo:

“Usted que siempre anda bien montado, galope por la orilla de la Alameda, que ha de encontrar a Pueyrredón, acampado a la altura de la batería Abascal y comuníquele la orden de avanzar soldados de caballería por la playa, hasta la mayor aproximación de aquel barco que resta cortado de la escuadra en fuga”.

Güemes con la velocidad del relámpago trasmitió a Pueyrredón la orden de Liniers y más rápidos aún, los húsares de aquel Jefe, se apresuraron a arrojarse al río con el agua hasta el encuentro de sus cabalgaduras, y rompían el fuego de sus tercerolas sobre el buque varado, cuyo comandante comprendiendo la gravedad de su situación, hizo señales desde el alcázar con un paño blanco, anunciando su rendición; era el “Justina”, de 26 cañones, 100 tripulantes, el cual durante aquella dura jornada, habiéndose acercado mucho a tierra, había hecho un fuego realmente destructor contra las legiones libertadoras, pero su audacia le resultó cara, como se ve.


Era una de las unidades de la escuadra británica del comodoro Home Popham.

Participó también en las operaciones que tuvieron por escenario la Banda Oriental, con motivo de las invasiones inglesas, y de regreso de estas campañas, solicitó permiso para regresar a Salta, ya teniente de milicias, lo que le fue concedido el 7 de abril de 1808.


Llegado a su ciudad natal, el gobernador Isasmendi dispuso fuese agregado a la guarnición de la plaza con el grado de Teniente.

La “Suprema Junta Gubernativa del Reino”, en Sevilla, el 13 de enero de 1809, le expidió a Güemes el ascenso a subteniente efectivo del Regimiento de Infantería de Buenos Aires.

Corría el año de 1810 y Güemes con el grado de Teniente de Granaderos de Fernando VII se encontraba en Salta con licencia, cuando estalló en Buenos Aires el movimiento emancipador.


Este resonó con eco extraordinario en aquella ciudad, que fue la primera que respondió al grito de libertad lanzado desde la Capital.

Güemes se incorporó a las fuerzas que la Primera Junta lanzó sobre el Alto Perú, con una partida de 60 jinetes, a cuyo frente se presentó al nuevo Gobierno.

Esta partida de 60 hombres, fue llamada “Partida de Observación” y fue equipada con gran lujo, para el cual habían contribuido en gran parte las casas de Gurruchaga y de Moldes.

Güemes fue nombrado capitán de la misma, en setiembre de 1810, fecha en que se le encuentra destacado en Humahuaca (el día 22 de aquel mes).

Güemes al frente de su partida, contribuyó a la victoria de Suipacha, el 7 de noviembre de 1810.


Reunidas las fuerzas en Potosí, algo grave pasó entre el general Balcarce y Güemes, con motivo del parte de Suipacha, por lo que este último fue separado del ejército, actitud de la cual reclamó Güemes ante la Junta, la que con fecha 23 de junio de 1811 accedió a su reclamo, ordenando su reincorporación al ejército, el cual ya se hallaba al mando de Pueyrredón, pues había sufrido ya el contraste de Huaqui, el día 20 de junio, lo que obligó a replegarse sobre Jujuy.

Güemes ya había sido ascendido a capitán y Pueyrredón al llegar a Jujuy reorganizó sus fuerzas, con las que avanzó nuevamente al Alto Perú, ocupando Suipacha con su vanguardia, mandada por Díaz Vélez; pero allí fue derrotado el 11 de enero de 1812, y al día siguiente en el combate de El Nazareno.

Ante este fracaso, Pueyrredón resuelve retirarse a Tucumán, y desde Humahuaca solicita su relevo, llegando el 20 de marzo del mismo año, a Yatasto, donde le recibe el mando el general Belgrano.

Belgrano contramarchó a Jujuy, donde se propuso la tarea de reorganizar el ejército.


Desde allí, despachó a Santiago del Estero al capitán Güemes, por un acto de indisciplina.

El “pecado” de Güemes fue su relación amorosa con la esposa de un teniente del Ejército, que la había abandonado y ya separada convivía con Güemes, que era soltero todavía.

Enterado Belgrano que esta señora se había ido a vivir a Santiago, decide el traslado de Güemes a Buenos Aires.

A su paso por Córdoba fue encargado de conducir a la Capital el contingente de presos realistas que se encontraba en aquella ciudad.

El 20 de enero de 1813 llega Güemes a Buenos Aires y solicita al gobierno se le haga conocer la causa de su confinación, respondiendo el Estado Mayor que “no hay antecedente alguno”, por lo que el gobierno se dirige a Belgrano para que haga conocer las causas.


Pero antes de recibir la respuesta y en mérito a su carrera militar, Güemes es agregado al Estado Mayor General en calidad de capitán de Infantería.

El Oficio de Belgrano al gobierno decía:


“Habiéndome informado el alcalde de la ciudad de Santiago don Germán Lugones de la escandalosa conducta del teniente coronel graduado, don Martín Güemes, con doña Juana Inguanzo, esposa de don Sebastián Mella, teniente de dragones en el ejército de mi mando, por vivir ambos en aquella ciudad aposentados en una sola mansión, y habiendo adquirido noticias que este oficial ha escandalizado públicamente mucho antes de ahora con esta mujer en la ciudad de Jujuy… Con estos antecedentes indubitables, considerando que cualquier procedimiento judicial sobre la materia sería demasiado escandaloso y acaso ineficaz, he tomado la resolución de mandarle a Güemes … Espero que vuestra excelencia se dignara aprobar estas medidas en que sólo he tenido por objeto la conservación del orden, el respeto a la religión…”.

El 15 de abril de 1813, Belgrano le escribía a Chiclana: …”Si usted no presta oídos más que a los patriotas, le llenarán la cabeza de especies,…estoy arrepentido, usted sabe cuál es mi lenguaje y siempre digo lo que siento…” (1)

El 12 de agosto de 1813 el Gobierno resolvió que Güemes pasase agregado al Estado Mayor del ejército sitiador de Montevideo, como teniente coronel graduado; lo que no lo satisfizo porque se le rebajaba la jerarquía; ordenándose que se le abonasen los sueldos devengados desde aquella fecha.


Ante una solicitud de Güemes pidiendo marchar al Norte con San Martín, y que este informó el 6 de diciembre del mismo año en forma conveniente, se accedió a lo pedido por el causante.

El 7 de diciembre de 1813 Güemes era ascendido a Teniente Coronel graduado del Ejército y era destinado nuevamente al Ejército Auxiliar, del cual recibía el mando en jefe el coronel San Martín, el 30 de enero de 1814.


Güemes había concurrido presuroso a su provincia natal, al tener conocimiento de que se había producido una nueva invasión realista.

San Martín que había oído ponderar los servicios del caudillo salteño, aceptó complacido sus servicios y lo nombró comandante de las avanzadas de Salta, por el lado del río Pasaje, mientras que Apolinario Saravia quedaba de comandante de avanzadas por el lado de Guachipas.

No estaba equivocado el futuro general de los Andes en la elección del personaje para hacer aquella guerra de partidas que mantendría en jaque a los españoles cuando se aventurasen en las provincias del Norte; en compañía de Francisco Gorriti, se propuso levantar todo el paisanaje por la causa de la libertad.


Su éxito fue tan grande como rápido, pues todos los partidarios de la libertad pusieron su vida y sus bienes a su servicio, halagados tan sólo por cooperar en la emancipación del suelo natal.

Desde aquel momento empieza a hacerse sentir la acción personal de Güemes en aquella guerra interminable de partidas, en que los realistas no podían asomar por ninguna parte sin encontrar inmediatamente fuerzas dependientes de Güemes que les presentarán combate, o mejor dicho, que les asesten un terrible zarpazo.

Cuando los realistas ocupaban la ciudad de Salta, en 1814, Güemes concibió el audaz proyecto de apoderarse de su ciudad natal; en demanda de este objetivo, el día 27 de marzo de aquel año, pernocta en la Cuesta de la Pedrera, a tres leguas de Salta, donde existía una guardia realista, que Güemes sorprende al amanecer del 28, tomándola casi toda prisionera.

Sabedor de que el jefe español de la ciudad, coronel Castro, se encontraba allí con todas sus fuerzas, resuelve atraerlo a su posición, para lo cual destaca un piquete para provocarlo.

Pero Castro también era salteño y conocía muy bien las tretas criollas y no avanzó en la persecución de sus enemigos más de una legua, el día 29 de marzo, persecución que efectuó con 80 jinetes, los mejores del regimiento.

Ante el fracaso para atraer a Castro, Güemes resolvió atacarlo y haciendo avanzar a su gente, le ordenó cargar puñal en mano, poniendo en fuga a Castro y sus jinetes, que no pararon hasta llegar a Salta, quedando en poder de Güemes 45 prisioneros, armas y caballos.

Por sus merecimientos en esta acción, el Director Supremo le reconoció la efectividad de teniente coronel de Ejército el 9 de mayo de 1814 y por recomendación de San Martín, se lo declaró “Benemérito”, dándosele las gracias en nombre de la Patria.

Se le nombró Comandante General de la Vanguardia, con lo cual los patriotas que operaban en Guachipas y en el Pasaje, quedaban bajo su comando.

Güemes los organizó divididos en tres secciones; la primera, la más próxima al enemigo, tomó el nombre de guerrilla o avanzada de los campos de Salta, al mando de Pedro José Zavala; la segunda, llamada avanzada de Guachipas, que servía de sostén a la anterior, a las órdenes siempre de Apolinario Saravia, teniendo por teatro el Valle de Lerma; la tercera tenía por zona de operaciones hacia Oriente, sobre el camino que une Tucumán con Salta Y Jujuy, compuesta en su mayor parte por gauchos de esa región, bajo el mando personal de Güemes, con su vanguardia particular estacionada en Cobos y Campo Santo, al mando de Pablo Latorre.

Tantas dificultades para el avance de las fuerzas reales, decidieron al general Pezuela, comandante en jefe, trasladarse desde Tupiza hasta Jujuy, donde permanecía el general Ramírez Orozco, como jefe de la guarnición.


A esta ciudad llegó Pezuela el 27 de mayo de 1814, al frente de 4.000 soldados aguerridos.

Traían el propósito de realizar el plan que el Virrey Abascal había trazado en 1812 al general Goyeneche, esto es, socorrer a Montevideo, salvando al ejército de 6.000 hombres allí encerrado, que agregado a sus tropas y a las que le enviarían desde Chile, tendría a sus órdenes 12.000 soldados, con los cuales esperaba dar fácil cuenta del gobierno patriota de Buenos Aires.

Los gauchos de Güemes pronto convencieron al general español de las insuperables dificultades que era necesario vencer; que 4.000 gauchos armados de puñales, lanzas, boleadoras y escaso número de armas de fuego, a los que apoyaban apenas 300 soldados del ejército regular, era una barrera difícil de vencer.


Pronto se convenció Pezuela de que no había nada que hacer contra esta infranqueable barrera y no encontró otro expediente que buscar una batalla general y con este propósito trató de atraer a San Martín a Salta, ya que los gauchos le impedían a él llegar hasta Tucumán, y concentró todas sus fuerzas en Salta.

Sin embargo, la acción de Güemes y sus gauchos fue tan efectiva que el general Pezuela con todo su ejército en Salta y su Cuartel General en Jujuy, se encontraba imposibilitado de avanzar.

Marquiegui, jefe realista natural de Jujuy, propuso al general Pezuela abandonar el camino real por el Pasaje a Tucumán, y tomar el que conduce al mismo punto más hacia Oriente, atravesando el desierto.

Marquiegui se puso en marcha desde Jujuy con 400 hombres de infantería y caballería, llegando a Yaví el 15 de junio, donde arrolló al comandante patriota Arias, y tomó rumbo al Este en dirección a Orán, tomando sucesivamente una serie de fortines en el Chaco con rumbo al Sur.

Pero Güemes lo había sentido y cuando Marquiegui se proponía regresar a Jujuy, fue atacado por aquel el 26 de junio en Anta y el 29 en Santa Victoria; se desvió al Oeste y se dirigió a Jujuy por el camino de la Cuesta Nueva, pero el 4 de julio fue destrozada por Güemes su retaguardia.

Al mismo tiempo, su subordinado Zavala, el 11 de junio llegaba hasta los aledaños de Salta en un ataque contra los realistas.

Estos contratiempos le decidieron a iniciar su retirada el 25 de julio de 1814.

Entretanto el general Rondeau mandaba el Ejército Auxiliar, en reemplazo de San Martín.

Tan pronto como Güemes tuvo conocimiento de la retirada de Pezuela, se aproximó a Salta, cuyo sitio estrechó a fines de julio.


Güemes ocupó su ciudad natal y Pablo Latorre la de Jujuy, adelantando sus avanzadas en persecución del enemigo a las órdenes de Alejandro Heredia.

Güemes se apresuró a trasladarse a Jujuy, mientras Pezuela, volaba más que corría, desde que abandonó Jujuy el 3 de agosto, llegando a Suipacha el día 21, después de haber perdido 1.500 hombres y haber recibido una lección soberbia.

Indudablemente, influyó en la decisión para retirarse, la noticia de la caída de la plaza de Montevideo, el 23 de junio.

Rondeau avanzó a fines de 1814 hacia el Norte, habiendo sido reforzado su ejército en forma notable, gracias a los cuerpos que había dejado libres la caída de Montevideo.


El 17 de abril de 1815, en la sorpresa del Puesto de Marqués, Güemes ejecutó una carga contra los realistas, haciendo una horrible matanza.

Al día siguiente, el caudillo salteño pretextaba una enfermedad al general Rondeau para retirarse del ejército.

Desde el 30 de setiembre del año anterior ostentaba los galones de coronel graduado. La causa de la enfermedad no era más que un pretexto.

Al pasar por Jujuy se apoderó de 700 fusiles que existían en el parque del ejército, que Rondeau había ordenado que le remitieran, a lo que Güemes contestó con franqueza que era necesarios llevarlos para armar las partidas de Salta y resistir a la próxima invasión española.

Llevó también unos 300 hombres enfermos que encontró en Jujuy, de modo que en breve, el caudillo salteño alcanzó a contar con 1.500 hombres.

Güemes se había retirado del ejército, porque prontamente se dio cuenta que con la indisciplina reinante en él, iba derecho a un desastre, como aconteció.


El 6 de mayo de 1815 Güemes era elegido por asamblea popular, gobernador de Salta.

Cinco meses más tarde lo eligió también el pueblo de Jujuy.

Rondeau, después de su desastrosa campaña de aquel año, al replegarse a Huacalera, ya había declarado a Güemes traidor a la patria, en agosto, mediante un manifiesto; ahora, el 8 de marzo de 1816, Rondeau abandonaba su campamento de Huacalera, anunciando que como Güemes le había negado recursos, para proveérselos con más comodidad, se trasladaba a Salta con 3.500 soldados.

Fracaso total de Rondeau fue esta empresa contra el bravo caudillo salteño.

Aquel, que había llegado a Jujuy, sin esperar a Güemes para una entrevista a la que se habían citado, el 13 de marzo se puso en marcha sobre Salta, con 2.500 soldados veteranos, acampando en el campo de Castañares, a una legua de la ciudad, el día 15, ocupando la ciudad sin resistencia.

Después Rondeau salió de Salta y acampó en el Viñedo de Tejada, a la entrada de Cerrillos, donde los gauchos le arrebataron 200 cabezas de ganado, toda la caballada del Regimiento de Dragones que la custodiaba, con lo que el ejército quedó a pie y sin sustento.

El día 20 de marzo, los gauchos arrebataron a Rondeau los últimos animales que le restaban para la alimentación, lo que desconcertó profundamente al general en Jefe.

El día 22, los buenos oficios de los hermanos Figueroa lograron llevar en los Cerrillos a Güemes a una entrevista con Rondeau, en la que ambos firmaron una capitulación, por la que se reconocía una paz sólida entre el Ejército Auxiliar y el Gobernador de Salta.

Al llegar Rondeau a Jujuy de regreso, el 17 de abril, lanzaba un bando justificando la conducta de Güemes.

El 7 de agosto del mismo año el primero entregaba en Las Trancas, al general Belgrano, el comando en jefe del ejército, mientras el segundo había vuelto a ocupar su línea de defensa al Norte, lo cual era una garantía para la causa patriota.

Desde aquel momento Güemes es el Angel Tutelar de la Patria en aquellas apartadas regiones.

El general Ramírez de Orozco ordena a Olañeta que invada por la Quebrada de Humahuaca con su División de Vanguardia; el 17 de agosto de 1816 ocupa Yaví y el 29 llega a Humahuaca; por su parte el coronel Marquiegui logra tomar Tilcara, el 19 de setiembre, pero pocos días después las partidas de gauchos quebraderos y jujeños obligan a los invasores a retirarse, tenazmente hostilizados.

El general Olañeta ocupa sorpresivamente el 15 de noviembre del mismo año, Yaví, tomando prisionero al Marqués de este nombre, coronel mayor Juan José Fernández Campero, y a su segundo, el teniente coronel Juan José Quesada (El primero conducido a Potosí, logró fugar y permanecer algún tiempo oculto, pero no pudiendo salir de aquella Provincia, optó por presentarse; murió en viaje para España, en 1820).


El 6 de enero de 1817, Olañeta se apodera de Jujuy, donde es sitiado tenazmente por Pérez de Urdinenea, que hábilmente dificulta el abastecimiento de sus tropas.

El 14 del mismo mes llega el general en jefe, La Serna, a Humahuaca con el grueso del ejército., y resuelve fortificar dicho pueblo, dejando un depósito de armamento y víveres al cuidado de un destacamento y prosigue su marcha sobre Jujuy, donde diariamente se combate en los alrededores de la ciudad, distinguiéndose particularmente el capitán Juan Antonio Rojas, que al frente de los “Infernales” lucha ventajosamente contra fuerzas superiores mandadas por Arregui, en San Pedrito, haciéndoles muchas bajas.

El 12 de enero, Olañeta se vio obligado a abandonar Jujuy para marchar en apoyo de su cuñado, el coronel Marquiegui; y el 23 del mismo mes, estos dos últimos entran en Jujuy seguidos del general La Serna.

El 13 de abril este último parte de la mencionada ciudad, en dirección a Salta, en la que entra el 16; pero cruelmente hostilizadas sus tropas por las partidas de Güemes que impiden el acopio imprescindible de víveres, el General español inicia la evacuación de la capital salteña el 5 de mayo, y el día 21 del mismo mes quedó evacuado todo el territorio de las dos provincias norteñas.


En los primeros días de junio el ejército real llegaba a Tilcara; el día 2, proseguía su repliegue por fracciones, constantemente hostilizado por las partidas patriotas, quienes atacaron a sus enemigos en Tres Cruces, en Sococha y aún en Tupiza, donde obligaron a la guarnición a encerrarse bajo los muros de la ciudad.

Por toda esta serie de brillantes triunfos alcanzados por Güemes y sus gauchos, el Gobierno premió a aquél con el grado de Coronel Mayor, con fecha 17 de mayo de 1817; una medalla de oro y una pensión vitalicia para su primer hijo, de $400.-; una medalla de plata con brazos de oro para los jefes y una puramente de plata para los oficiales, y para la tropa, un escudo de paño con la inscripción: “A los heroicos defensores de Salta”.

El 11 de junio de igual año, Olañeta invade nuevamente por la Quebrada de Humahuaca con 100 hombres y es combatido por el capitán Manuel Eduardo Arias el 23 en Los Toldos y Baritú; el 25 de noviembre en Colanzuli; el 27 en Humahuaca; el 1º, el 15, 18, 25 y 26 de diciembre en Uquía, Caluti, San Lucas y Tilcara, habiéndose visto obligado a retirarse de Humahuaca el día 3 del mismo mes, con grandes pérdidas y continuamente hostilizado por las columnas patriotas.

El 1º de enero de 1818. el general La Serna destaca desde Tupiza al general Gerónimo Valdés con 400 hombres para reforzar a su vanguardia, mandada por Olañeta, que se mantenía en Humahuaca.


Reunidos ambos jefes realistas, avanzaron sobre Jujuy, que ocupaban el 14 de enero, saqueándola, pero fuertemente hostilizado Olañeta por las partidas de Güemes, el mismo día abandona su presa, retirándose al Norte, siendo perseguido por los patriotas hasta cerca de Yaví.

El 26 de junio de aquel año, el general Canterac, unido al coronel Valdés, expediciona hasta Orán, pero diariamente son hostilizados por las partidas independientes, Canterac y el coronel Vigil combaten el 5 de agosto en Tarija y Orán, contra las partidas de Rojas y Uriondo.

El 17-18 de marzo de 1819 los generales Canterac y Olañeta invaden por la Quebrada de Humahuaca y son combatidos: el 3 de abril, en Huacalera y Tilcara; el 12 de mayo, en Iruya y Orán; el 9 de setiembre, en El Rosario; en octubre, en Orán y Santa Victoria y el 28 de ese mismo mes, en San Antonio de los Cobres. Del 10 al 20 de diciembre son combatidos: Canterac, en La Rinconada; Lóriga en la quebrada de Toro y Gamarra en San Antonio de los Cobres.

En mayo de 1820 es invadida Salta por un ejército de 4.000 hombres a las órdenes del general Ramírez Orosco, y los generales Canterac, Olañeta y Valdés y los coroneles Gamarra, Vigil y Marquiegui.


Del 8 al 27 de mayo los gauchos de Güemes combaten contra Ramírez y Canterac, en Guaia, La Cabaña, Perico y Monte Rico.

El 24 de mayo los españoles se apoderan de Jujuy y el 31 del mismo mes, después de las acciones en Lomas de San Lorenzo y en Salta, se apoderan de esta última ciudad; pero del 2 al 8 de junio se libran numerosos encuentros con las partidas salteñas; en La Pedrera, Quesera, Cruz y Chamical (contra Olañeta y Valdés) y Cerrillos, Chamical, en la Troja (con Olañeta) y en Pasaje (contra Vigil y Méndez). El 28 de junio de 1820 fuertes combates en Cerrillos contra Canterac, Clover y Ferraz, en los que muere el coronel patriota Juan Antonio Rojas (célebre guerrillero).

El día 30, el ejército real inicia su retirada, evacuando la provincia de Salta el 5 de julio.

El 1º de febrero de 1821, Güemes delega el mando de la provincia en el Dr. Gorriti y se ausenta al Sud de la misma, para rechazar la invasión del gobernador de Tucumán Bernabé Aráoz e invade a su vez la de Tucumán.


Los españoles, noticiados de este acontecimiento, a las órdenes de Olañeta, el 10 de marzo de 1821 invaden la Quebrada de Humahuaca, siendo combatidos hasta mediados de abril: en Humahuaca, Laguna, San Lucas, Valle Grande, Tilcara, Uquia y el día 21 de abril, la vanguardia realista, formada por 300 hombres mandados por Marquiegui, entra en la ciudad de Jujuy.

Mientras tanto, las tropas de Güemes, aliadas a las de Ibarra (de Santiago del Estero), son batidas por los coroneles Abraham González y Manuel Eduardo Arias, el 3 de abril, en las cercanías de Tucumán.

Ante el peligro de la invasión española, el gobernador substituto, Dr. Gorriti, delegó el gobierno en el Cabildo y se puso a la cabeza de 600 hombres que logró reunir y marchó en busca del enemigo, al que puso sitio en la boca de la Quebrada de Humahuaca, obligándolo el día 27 de abril a rendirse a discreción, con su jefe el coronel Marquiegui, contraste que obligó a Olañeta a regresar a sus posiciones.

Pocos días después del primer desastre, Güemes era nuevamente batido en Acequiones y Trancas, por las fuerzas tucumanas.


La noticia de este contraste, así como también la del triunfo de Gorriti, llegadas casi simultáneamente a Salta, indujeron al Cabildo, el 24 de mayo, a deponer a Güemes y a designar gobernador provisorio al alcalde del primer voto Saturnino Saravia, pero el día 30, se presentó Güemes frente a Salta y no obstante que una parte de los civiles y dos escuadrones de caballería lo esperaban formados para combatirlo, bastó que sus soldados oyeran su vos gangosa, para que el grito “¡Viva Güemes!” brotara de todos los pechos y el famoso caudillo ocupara nuevamente el gobierno.

Estableció su cuartel general en Chamical, cuatro leguas al S. E. de Salta. Sabedor Olañeta de todos los acontecimientos relatados, resolvió destacar al coronel José María Valdés (Barbarucho) con 500 hombres, con orden de avanzar sobre la ciudad de Salta por el camino del Despoblado (quebrada del Toro) atravesando las fragosas sierras de Leser y Yacones.


En la noche del 7 de junio de 1821 los españoles ocupaban la ciudad de Salta y Güemes que con una escolta de 50 hombres se encontraban en casa de su hermana Magdalena despachando la correspondencia con su secretario; al necesitar un documento que se encontraba en el Cabildo, despachó un ayudante a buscarlo, el cual en la plaza fue tiroteado en la oscuridad al contestar un ¿Quién vive? de los realistas.

Güemes que creyó nuevamente en un movimiento subversivo, salió de la casa para indagar el origen del tiro y en la plaza fueron tiroteados por otra partida y al desbandarse la escolta, el caudillo tomó por una calle lateral, donde tropezó con otra partida realista que le hizo fuego, hiriéndolo de gravedad.

La bala ingresó por la cadera y salió por la ingle.

Sin largarse del caballo, logró salir a las afueras de la ciudad, donde algunos de sus partidarios acompañaron al general herido desde el Campo de la Cruz hasta su campamento en El Chamical.

A los diez días, el 17 de junio de 1821, el gran caudillo, debilitado por la abundante hemorragia, quebrado por crueles dolores, viendo que se le escapaba la vida, aún tuvo aliento para celebrar una conferencia con un parlamentario que le enviara el general Olañeta.

A esta conferencia hizo llamar al jefe de Estado Mayor, el coronel Jorge Enrique Vidt y delante de los parlamentarios le ordenó:

“que marchase inmediatamente con sus fuerzas a poner sitio a la capital, haciéndole jurar sobre el pomo de le espada que continuaría la campaña hasta que en el suelo de la Patria no hubiera ya argentinos o no hubiera ya conquistadores”

Y dirigiéndose al emisario enemigo añadió:

“Señor oficial, diga a su jefe que agradezco sus ofrecimientos sin aceptarlos; está usted despachado”.

Aquel día, 17 de junio, a pesar de los solícitos cuidados de su médico Dr. Antonio Castellanos, moría el bravo guerrero, en La Cruz, en el lugar llamado La Higuera (o Higuerillas).

Al día siguiente era sepultado en la capilla de El Chamical (hoy San Francisco), al mismo tiempo que se levantaba el país en masa contra los invasores, cumplimentando la orden postrera de su valeroso caudillo.

Los “Infernales” al mando de Vidt cumplían aquella, poniendo sitio a la ciudad de Salta, con lo cual quedaban rotas las hostilidades, no obstante las gestiones de Olañeta con el Cabildo salteño para llegar a un armisticio.

El 26 de julio de 1821, el general Olañeta, constantemente hostilizado por los patriotas, se retiraba al Alto Perú, con lo que terminaba la última invasión realista al territorio argentino.

El espíritu de Güemes había sido el ángel tutelar de la Patria en peligro en aquellos días.

Una pincelada que metaforiza los alcances de la guerra social encabezada por el caudillo está contenida en el relato de Bernardo Frías:


Una vez muerto el General Güemes, los gauchos se arrojan sobre su cadáver para despojarlo de las vestiduras y quedarse con “un jirón de aquellos trapos”.

Mientras esto ocurría en Salta, la elite porteña festejaba su deceso y la prensa bonaerense fiel a Rivadavia exclamaba:

“Murió el abominable Güemes al huir de la sorpresa que le hicieron los enemigos.

Ya tenemos un cacique menos”.

Güemes había contraído enlace el 9 de junio de 1815 con Margarita del Carmen Puch, hija única del afincado español de notable fortuna, Domingo Puch y Alcaraz, nacido en Tupiza, y Dorotea Velarde Cámara; la que murió apenada por el fallecimiento de su esposo.

Por Ley del Congreso Nacional Nº 6286, del 30 de setiembre, fue erigido en la ciudad de Salta un hermoso monumento a la memoria del general Güemes, el cual fue inaugurado el 20 de febrero de 1931, por el Tte Grl José Félix Uriburu, Presidente Provisional de la Nación.

Referencia

(1) El 9 de septiembre de 1816, Belgrano noblemente se reconcilia con Güemes en una carta donde le dice: “Mi amigo y compañero querido…”

Fuente
Colmenares, Luis Oscar – Martín Güemes, el héroe mártir – Ed. Ciudad Argentina.
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado.
Poderti, Alicia – Martín Miguel de Güemes, Fisonomías Históricas y Ficcionales.
Yaben. Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1938).