domingo, 13 de diciembre de 2009

EL ACTUAL GENOCIDIO EN LA ARGENTINA

"Sin temor a parecer excesivamente dramático o apocalíptico tengo la certidumbre que la Argentina se encuentra en estos momentos bajo este flagelo", asegura un UR en la siguiente reflexión.
Según la definición del Diccionario de la Real Academia Española, genocidio es:
Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad.

Esta definición es muy abarcativa en su concepto, pero la idea central es la que genera el término, o sea: la eliminación sistemática de un grupo social.

Sin temor a parecer excesivamente dramático o apocalíptico tengo la certidumbre que la Argentina se encuentra en estos momentos bajo este flagelo, similar al de épocas no muy lejanas con la diferencia que en la actualidad está legalizado, y hasta amparado y el grupo social que se está eliminando es el que conforma ese sector de gente que trabaja, produce, estudia, colabora, forma familias y lucha para progresar sanamente, sin drogas ni regalías y que son los que construyen un país.

Cuando se comete un crimen existen varios culpables: el autor material, el autor intelectual, el instigador y el cómplice.

Cada día las noticias nos traen nuevos casos.

Cada vez dichos casos son más aberrantes, más violentos, efectuados por gente cada vez más joven y cada vez más sádica, y el número de asesinatos va en constante aumento.

La mentalidad de los delincuentes fue cambiando y nos enfrentamos a una tristísima realidad; a diferencia de décadas pasadas hoy, el criminal siente placer en matar.
Me atrevería a decir que lo hace como deporte y al igual que los cazadores sale predispuesto a buscar la presa sin importarle en absoluto el valor de la vida que arrebata, ya que ni el mismo siente apego por su propia vida.

Si miramos las muertes acaecidas en estos últimos años desde una óptica racional sin hipocresía y separamos a los actores en víctimas y victimarios tenemos bien clarificado los dos grupos que darían lugar al calificativo de GENOCIDIO a esta oleada de crímenes.

Por un lado un conjunto de asesinos (¿los nuevos represores?) que actúan con total impunidad matando indiscriminadamente y por el otro las víctimas esta vez verdaderamente inocentes (¿los nuevos desaparecidos?) que son inmolados sin justificativo alguno.

¿Qué categoría le cabe al estado en esta escalada de violencia irracional?
En mi concepto la de culpable por complicidad.

Cuando no se quiere aceptar la realidad, cuando no se toman las medidas adecuadas, cuando no se tratan en el congreso reformas penales porque priorizan otras cosas que solo importa al sector político y no a la sociedad, cuando disfrazan la realidad o pretenden taparla originando las ya conocidas “cortinas de humo”, cuando no quieren escuchar los legítimos reclamos del pueblo, cuando hacen oídos sordos al llanto, al dolor de las familias destrozadas por este inconcebible accionar delictivo, cuando un asesino es dejado en libertad por ser inimputable por minoridad, cuando la negligencia de los que tienen la facultad para aislar definitivamente de la sociedad a violadores y delincuentes reincidentes en delitos de todo tipo, solo cabe pensar que no solo hay complicidad, sino también intereses espurios en mantener esta casta de malvivientes.

Siguen los juicios a los culpables de la represión en busca de establecer justicia por crímenes acontecidos hace treinta años o más.
Los organismos de derechos humanos dan su beneplácito a esta medida judicial.
Pero mientras se llega a un ejemplificador castigo a los culpables de esos crímenes, las muertes de hoy pasan desapercibidas para este organismo y el gobierno.

¿No sería más adecuado apresurar los juicios a los culpables de delitos actuales y dejar postergado un poco eso que ya es historia hasta tanto el país no se reencause dentro de un clima más apacible?

¿En qué les va a mejorar la vida a las familias desmembradas para siempre que unos cuantos viejos decrépitos terminen los pocos años de vida que les quedan en una celda?
El dolor está ahora y aquí.
El reclamo de derechos humanos a vivir está vigente.
El llanto lo tenemos presente y esto es lo que tiene prioridad, evitar que se sigan sucediendo hechos atroces.
Los muertos no van a resucitar.
Pero se puede evitar que siga muriendo gente buena y útil a la sociedad.
Me cabe pensar que en el país hay una sola clase de habitantes merecedora de reinvindicación y “justicia”, el resto, todos nosotros, los que con el esfuerzo mancomunado formamos la base de la pirámide social, carecemos de cualidades suficientes para ser tenidos en cuenta y pasamos a ser poco menos que material descartable.

Es hora de actuar.
Fondos sobran, falta voluntad política.
No se puede seguir con los viejos discursos prometedores.
Ya nadie más cree en ellos porque las evidencias son palpables y la actitud indiferente y cómplice de la clase gobernante es expuesta con tanta obscenidad y desparpajo que el hartazgo y el descreimiento nos colmó.

Roberto Feltri
DNI 4356494

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