lunes, 28 de diciembre de 2009

UNA PRESIDENTE DEMASIADO "POLITICAMENTE CORRECTA"

Toda la naturaleza “progresista” y la hipocresía del kirchnerismo a plena luz del día.
La presidenta Cristina Fernández recibió al titular de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, con una explicación erudita sobre el estado actual del conflicto en Medio Oriente:

“El problema que hoy estamos advirtiendo es que las categorías de pensamiento racional fueron mutando en el tiempo y se transformaron en cuestiones de orden religioso y dogmático; cuando eso pasa, las posibilidades de acordar se achican”.

Así, en pocas y elegantes palabras, reconvirtió en un antagonismo confesional, resuelto sectariamente, el enfrentamiento entre un Estado que practica la limpieza étnica y un pueblo sacrificado en medio de la indiferencia y la complicidad de la “comunidad internacional”.


Impecable reflexión que pone en pie de igualdad a víctimas y victimarios.

Pero Cristina Fernández es una estadista de nivel y no se quedó sólo en esto; resueltamente encaró a la potencia dominante y afirmó:


“Estados Unidos, sinceramente, puede hacer más de lo que está haciendo”.

Todo un gesto de audacia, teniendo en cuenta que el presidente de Brasil, Lula da Silva, que no es precisamente un jefe antiimperialista, había sostenido ante el mismo interlocutor:


“Quien debería estar al frente del proceso (de pacificación) son las Naciones Unidas y no EU, que es uno de los responsables de la crisis”.

Pedir que Washington, socio número uno del Estado de Israel, cómplice directo de los crímenes de la pandilla sionista, haga más, es sencillamente pedirle que profundice su política imperialista en Oriente Medio.

Eso sí, Cristina Fernández dejó claro que debe existir un Estado palestino, de acuerdo con los términos de la Hoja de Ruta.


Esta vez pasó por alto que, en presencia de un Estado expansionista y racista, no hay Estado palestino posible, sólo ficción institucional, fragmentada, subordinada y sin soberanía efectiva alguna.

Toda la naturaleza “progresista” y la hipocresía del kirchnerismo a plena luz del día; nada de esto puede llamar a engaño.

Se trata del mismo gobierno que, en diciembre de 2008, durante la operación de genocidio en la Franja de Gaza, firmó con el régimen agresor un convenio con vistas a dar apoyo financiero a los proyectos de “cooperación en la investigación y el desarrollo industrial y tecnológico en el sector privado”, con la condición de mantener el secreto sobre los resultados obtenidos.

Es el mismo gobierno que en las Naciones Unidas se subordina a los planes de EU y del sionismo contra Irán y que en Argentina avala la investigación trucha del fiscal Nisman sobre el atentado de la AMIA.


Osvaldo Calello

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