La nueva composición del Congreso Nacional y el debate para la elección de autoridades y la composición de las diferentes comisiones fue como una bocanada de aire fresco para la alicaída política nacional.
Pero constituyó asimismo un duro golpe al autismo, arrogancia y soberbia del hasta entonces hegemónico poder del kirchnerismo.
Esa tarde los acuerdos alcanzados trabajosamente entre el oficialismo y la oposición fueron rechazados y rotos cuando Kirchner llegó al Congreso.
Probablemente uno de los momentos de mayor tensión fue cuando la oposición decidió comenzar la sesión con primera vez con quórum propio.
Se logró este, con 140 diputados.
Media hora después bajó al recinto el oficialismo y se evitó mediante ese destello de sensatez, un verdadero escándalo.
Fue la primera derrota del kirchnerismo.
Dura la jura de los nuevos diputados y principalmente en el debate posterior para la designación de las autoridades y la composición de las diferentes comisiones a Kirchner se lo vio demacrado, ojeroso y con la mirada ausente en el vacío, mientras nerviosamente se pasaba reiteradamente los dedos por su boca o jugueteaba con sus manos.
Un Kirchner demudado, que despertó violentamente a la realidad que buscó ocultar desde el 28 de junio y aún antes.
Era seguramente el momento para preguntarle al ex presidente, a semejanza de las preguntas que frecuentemente realizaba en forma sobradora e irónica en referencia al diario “Clarín”.
¿Qué te pasa Néstor? ¿Estás nervioso? En realidad Kirchner parecía un perro apaleado.
Finalmente la oposición hizo sentir su número e impuso sus propuestas y este hecho constituyó el principio del fin de la hegemonía prepotente que imperó en el país durante más de seis años.
Se terminó la escribanía gubernamental.
Fue la segunda derrota del kirchnerismo.
¿Cómo será el desempeño de Kirchner como diputado?
Nunca estuvo en un organismo colegiado.
¿Mostrará flexibilidad, amplitud de miras y de mente como para negociar, acordar y consensuar?
Conociendo su truculenta, compleja y enfermiza personalidad me atrevería a decir que no.
Muy por el contrario, redoblará la apuesta en sus posturas, sin importarle el precio a pagar y arrastrando en su caída a sus seguidores y al país.
Kirchner en esta primera ronda fue vencido y es seguramente que nunca más recobre su poder de antaño.
Pero fue vencido, pero no derrotado.
Sabemos que “hierba mala nunca muere” dice un viejo dicho del refranero popular.
Su posibilidad de causar daño está aún en pleno funcionamiento.
En estos dos años que faltan, puede continuar con sus desatinos y retrotrayendo cada vez más al país a la edad de piedra.
Kirchner ha sabido arteramente, con mentiras, traiciones, coacciones, engaños y otras chicanas non santas e inclusive inmorales, subirse a un pedestal muy alto.
Pero cuanto más alto el pedestal más fuerte es la caída.
Es precisamente este caso.
Dr. Alfredo Raúl Weinstabl
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